Después de que Lituania se independizara de la
URSS, la mayor parte de los escritores se dedicaron a participar en los
procesos de normalización política y de creación de una sociedad civil,
cediendo el protagonismo que habían tenido en los años previos de lucha por la
independencia, y parecía como si la literatura estuviera destinada a una muerte
lenta y dolorosa: descendió la publicación de libros y periódicos literarios.
Sin embargo, después de algunos años, la venta
de literatura de ficción creció de nuevo y año tras año fueron apareciendo novelas
y autores. Actualmente y, pese a que comparte la tendencia del mercado
literario europeo, donde la publicación de ficción literaria ha ido a menos en
los últimos 20 años, el mercado de la literatura lituana es, de hecho, bastante
estable. La poesía vende modestamente, pero aún mantiene su calidad y valor
simbólico. En cuanto a la prosa, cabe destacar a Ricardas Gavelis, Jurgis
Kuncinas o Jurga Ivanauskaite, o el más joven Herkus Kuncius y, entre las mujeres, a Renata
Serelyte y a Laura Sintija Cerniauskaite, que ganó el Premio Unión Europea de Literatura
en 2009.
Cerniauskaite se estrenó como escritora cuando
aún estaba en la escuela secundaria, con una colección de novelas cortas: Trys paros prie mylimosios slenkscio (Tres días y tres noches en el umbral del amado,
1994). Ganó reputación con su segundo libro, un volumen que contenía varias
novelas y una obra de teatro: Liucce ciuozia (Lucía va a patinar, 2004). Su libro más
reciente, la novela Benedikto slenksciai (Umbrales de Benediktas, 2009), cuenta la
historia de un adolescente con talento para el arte, sus relaciones con un
padre gravemente enfermo y su iniciación sexual y espiritual en el mundo de los
adultos. Es una pena que nada de esto haya sido aún traducido al castellano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario