"Una mañana, al despertar de sueños intranquilos, Gregor Samsa se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho. Estaba boca arriba, sobre la dura coraza de su caparazón y, si levantaba un poco la cabeza, podía ver su abovedado vientre, marrón y dividido por surcos arqueados; sobre éste, la colcha apenas podía sostenerse y estaba a punto de deslizarse hasta el suelo. Sus muchas patas, patéticas en compoaración a lo que habían sido sus piernas, se agitaban con impotencia ante sus ojos". Este es el angustioso comienzo de "La metamorfosis", la obra de Kafka, de cuya publicación se cumplen 100 años.
Samsa es un viajante que se deja la pie en el trabajo para pagar las deudas de su padre y sostener a su familia. A pesar de este esfuerzo, le tratan en casa como si no existiese, hasta que una noche se transforma en un bicho terrible... Esta es la imagen que escoge Kafka para expresar la soledad del individuo o el silencio de Dios ante la injuisticia, y según los críticos, no son pocos los elementos biográficos que se reflejan también en esta historia, que esperamos queráis leer y os guste.