La lucha
por el reconocimiento de los derechos de la mujer aparece en España en el
último cuarto del siglo XIX gracias a la labor pionera de mujeres como
Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán y Rosalía de Castro, que se esforzaron
en defender cambios jurídicos y educativos.
En los
inicios del siglo XX asistimos a la aparición de las primeras organizaciones
femeninas, que aunque no pueden ser integradas claramente en el sufragismo
europeo y norteamericano, sí demandaban un mayor protagonismo para la mujer en
la sociedad, así como una serie de reivindicaciones laborales y educativas.
En el año 1931 se proclama en España la II
República, que comenzó reconociendo el derecho de las mujeres a ser elegidas
para ocupar un escaño en el Congreso, pero no la capacidad de votar. En las
primeras Cortes republicanos destacaron dos mujeres capitales en la Historia
Contemporánea de España: Clara Campoamor por el Partido Radical, y VictoriaKent por el Partido Radical Socialista. Más tarde se incorporaría MargaritaNelken por el PSOE. Se plantean muy firmemente
luchar por los derechos de la mujer. Clara Campoamor sabe que eso pasa por una
primera y gran conquista: el voto femenino. A partir de este momento, su lucha
no es nada fácil. Muy pronto encuentra su primer obstáculo: sus propios
compañeros de partido, republicanos, de izquierdas, temen que las mujeres voten
influenciadas por la iglesia y, por ello, a la derecha, así que le dan la
espalda. Ese argumento se generaliza y hace que Clara Campoamor se vaya
quedando sola en el parlamento en su defensa del sufragio universal. Después de
una lucha constante, y después de múltiples traiciones, el 1 de octubre de
1931, Campoamor consigue su objetivo: el voto para la mujer, que quedó recogido
en el artículo 36 de la Constitución, además del reconocimiento formal de la
igualdad entre hombres y mujeres.